El edificio a rehabilitar se trataba de la Iglesia parroquial del pueblo de Ladrera en el Arciprestazgo de Ribera-Treviño, perteneciente a la diócesis de Vitoria.
La iglesia está formada por una nave rectangular, con una sacristía adosada en el lateral izquierdo de la nave y, frente a ésta, en el lateral derecho, la torre del campanario. Junto a la torre, y contigua a la nave, el edificio cuenta con un anexo a modo de pórtico desde el cual se embarca a la escalera que asciende a la torre campanario, y de esta a la bóveda y a la cubierta.
La construcción de este volumen está ejecutada mediante un entramado de madera, y fábrica de ladrillo galletero en los entrepaños. En una actuación posterior, bastante desafortunada, se habría recurrido a la fábrica vista de media hasta de ladrillo hueco doble.
El pilar que soporta este cierre, así como la cubierta superior, se había desprendido tras ceder la cimentación que lo soportaba.
La cubierta de la nave tiene cuatro aguas, continuando su faldón sur sobre el añadido del porche. Igualmente la cubierta de la torre está ejecutada a cuatro aguas.
La cubrición de la nave cuenta con bóvedas realizadas con piedra previas a la cubierta del edificio.
Tanto la estructura de madera como las bóvedas se apoyan sobre los muros perimetrales de mampostería, y el entramado estructural de madera del añadido, por lo que fue necesario regularizar su coronación y consolidar algunos paños.
El estado de la cubierta era deficiente, con numerosas tejas rotas y desprendidas, así como movimiento en las piezas de madera que conformaban la lata.
Se apreciaban desprendimientos de cabrios que creaban huecos en los faldones de cubierta, por donde entraba el agua de lluvia y la nieve.
El material de cubrición en estas zonas se había desprendido sobre la bóveda, y ante la humectación constante durante las estaciones frías, se produjo el desprendimiento de la misma en una superficie de 1.5m2 junto al muro sur cercano al cabecero de la nave.
La bóveda presentaba fisuras y grietas acrecentadas en los últimos años cuando la entrada de agua había sido más copiosa, incluso un pequeño derrumbe en su extremo sureste.